Instrucciones para quererme a ratos
Enamórate de mí en invierno
cuando juro amor eterno,
enamórate de mí en invierno
justo antes de florecer de nuevo
disfruta de las sonrisas resurgiendo,
y el sarcasmo sin desenfreno.
Enamórate de mí en invierno
cuando la alegría va a la alza
y por nada del mundo estoy sufriendo.
Pero comienza a alejarte en primavera
cuando aparece la nostálgica fiera,
la de ropa corta y píes descalzos,
en la que sólo germina libertad y llanto.
No te quedes para verano
recuerda que más vale libertad en mano
que cien promesas de amor en vano.
Aléjate de mí en verano
huye lejos, muy lejos de aquí,
piensa que fui un flirteo,
recuérdame como un desliz.
Enamorémonos en invierno
pero en verano olvídate de mí,
juguemos a ser amnésicos,
desafánate de este amor extraño,
por piedad piensa en ti.
Coquetéame de nuevo en otoño
con la nostalgia y el añoro
de las hojas desparramándose sin decoro.
Coqueteemos de nuevo en otoño
cuando el furor se ha ido
y el frenesí se ha dormido.
Coqueteemos bajo colores sobrios
y atardeceres carmesí.
Pero por nada del mundo te acerques con el sol,
que el equinoccio de primavera me agobia,
el solsticio de verano me envalentona
y llego a pensar que sola puedo estar sin ti.
Resguárdate porque lluevo en letras,
me embriagan palabras,
y me decanto en poemas.
Escapa porque la ebriedad no basta
cuando el cuerpo esta de fiesta
las células se rebasan y la piel se tuesta
mientras busco apremiada y famélica
la excusa perfecta para ser infeliz.
martes, 29 de enero de 2019
domingo, 27 de enero de 2019
A los que fueron cazadores de mamuts
Desde hace algunas semanas me ha rondando una idea muy simple entorno a la masculinidad, aquella masculinidad hegemónica estoica, solemne, mitológica, esa que hacer referencia a un pasado preshitórico de cacerías de mamuts y justo hoy me encontré con un valiosísimo texto que me animo a redactar esta entrada.
"El lamento del varón" comienza así:
Varones, quién nos ha visto y quién nos ve. Damos pena, parecemos orquídeas mustias. Hasta ayer, como quien dice, atravesamos mares procelosos; conquistamos territorios a tiro limpio; levantamos solitos, mientras ellas bordaban, las columnas de la religión, el arte, la ciencia, la filosofía. Fuimos literalmente los dueños de la Historia mientras ellas amamantaban. Enviamos a algunos de los nuestros a los polos, al Everest, a la Luna. Dictábamos la normas y las excepciones. Construimos los templos, los cadalsos, las autopistas, mientras ellas picaban cebolla y pensábamos que por eso lloraban.
Da vergüenza hablar en plural, como poniéndonos a la altura de nuestros antepasados...
Debo reconocer que la opinión tan contundente me impacto, el estilo jocoso de redacción y la manera tan elegante de hacer mofa de esa masculinidad casi tan legendaria como su fragilidad, de verdad que me he divertido leyéndola, pero lo que más me ha gustado es la provocación para cuestionarse un poquito ese rol tan endeble que han ejercido inmemorablemente sin rechistar.
Antes de continuar debo aclarar que no vengo a aplaudir la delicadeza de darse cuenta de su situación y empezar a hacer algo al respecto, al contrario vengo a restregarles en el rostro la perdida de la dignidad del cazador prehistórico.
Es necesario precisar que cuando hablo de la dignidad del cazador no me refiero a la fuerza bruta en taparrabo sino a la capacidad de organizarse y accionar en colectivo para afrontar adversidades, falta de alimento y contingencias naturales.
Claro que cazaban mamuts... pero en grupo o cómo imaginan que se lograba cazar un espécimen de más de cinco metros y casi doce toneladas ¿con palos y piedras? ¡Eureka!
Claro que cazaban mamuts... pero en grupo o cómo imaginan que se lograba cazar un espécimen de más de cinco metros y casi doce toneladas ¿con palos y piedras? ¡Eureka!
Creo que el pasó del tiempo no sólo los dejó sin mamuts, sino que les arranco algo más importante, la dignidad del cazador como estratega articulado, la capacidad de comprender y aprehenderse como entes políticos e históricos.
Desde el feminazismo lo tenemos muy claro, la importancia de aprehendernos desde el sujeto político "mujeres" es vital, sin embargo con ustedes compañeros aunque veo una sólida argumentación entorno a problemáticas especificas que les afectan como el servicio militar, la participación en la guerra, etc. nunca he visto alguna maniobra táctica, nunca los he visto marchar, ni manifestarse, ni encabezar una estrategia en redes.
Es triste observar como la modernidad les ha arrancado esa capacidad organizativa de la que hicieron gala como grandes cazadores, capacidad de la que fueron capaces homínidos, cuasi hombres, mucho menos evolucionados.
Pero es más penoso aún saberlos conformes, conformistas, con esa construcción social que los constriñe a maneras de ser y existir sumamente nocivas para ustedes mismos. Saberlos socializados a partir de la violencia y la individualidad que no les permite luchar en colectivo por causas que los oprimen desde su género, y que tienen muy claras cuando se trata de replicarnos a las feministas para menoscabar nuestras luchas.
Un ejemplo claro me parece el comercial de Guillette ("El mejor hombre que podría ser"), surge una campaña que les dice que no se masacren entre ustedes, que existen otras maneras de socializar y voilà, la indignación del colectivo hombres hace acto de presencia, protestando porque les van a arrancar la única manera de constituirse individuos a través del privilegio que os exhorta a matarse los unos a los otros.
Así que sólo vine a decirles que si las siguientes afirmaciones son ciertas, sus argumentos no son contras las feministas sino contra ustedes mismos que lo saben y no hacen nada al respecto.
y si a pesar de que lo saben continúan siendo simplemente razones para demeritar otras luchas enserio que no los entiendo.
No te acerques a mi, hombre que haces el mundo,
déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
de algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.
Agonía fuera del muro (fragmento), Rosario Castellanos
lunes, 21 de enero de 2019
Usted
Si lo que amas de mí es mi mente
¿Por qué censuras mis convicciones,
niegas mis sentimiento,
y limitas mis acciones?
Acallas mis palabras
en un falso afán de hacerme correcciones.
Usted no me ama
sólo tiene pretensiones,
usted no ama mi inteligencia
sólo juega con mis emociones.
Usted no me da paz,
sólo retorcidas pasiones.
¿Por qué censuras mis convicciones,
niegas mis sentimiento,
y limitas mis acciones?
Acallas mis palabras
en un falso afán de hacerme correcciones.
Usted no me ama
sólo tiene pretensiones,
usted no ama mi inteligencia
sólo juega con mis emociones.
Usted no me da paz,
sólo retorcidas pasiones.
martes, 15 de enero de 2019
Los aretes de la abuela
Los rayitos de luna se cuelan por la cortina, son como la luz que proyecta un espejo, ¿cómo lo sé? un novio que tuve solía avisarme de su llegada apuntandome con uno para así desviar mi atención del libro en cuestión. Y allí esta la luna, la representación ancestral de la madre, la feminidad nocturna. Despierto al estimulo visual que inmediatamente es precedido por una punzada en la oreja derecha, algo debo estar haciendo mal para que el arete de la abuela me pellizque la oreja tan enfáticamente.
¿Por qué duermo con los aretes puestos? jamás me los quito, nunca nadie me dijo que debía quitarlos y ahora sin aretes me siento desnuda, incluso me ducho con ellos, me atrevo a decir sin temor a equivocarme que me han visto más veces sin ropa que sin aretes. Sólo me desatoro los aretes cuando realmente estoy agotada y quiero dormir desprovista de todo, despojada cuál Eva del Edén, así que si alguien afirma haberme visto desnuda, seguro que miente, ya que sólo me habrá visto desvestida.
Los aretes de la abuela son la clásica representación de la luna y el sol, suelo usar el sol hacia adentro, o de los contrario sus rayos se atoran en la almohada y terminan por darme jalones de oreja o de cabello innecesarios, esos no son obra del fantasma de la abuela que me visita invocada por su uso, sino que es consecuencia de la falta de sentido común al colocarmelos en el relevo de aretes.
Esos aretes son el regalo adelantado de xv años que la abuela le encomendó a mi madre poco antes de morir, para esto es necesario decir que la abuela murió cuando tenía 13 años, la mamá me adelanto el regalo porque un día por accidente los había tirado a la basura, ya que los conservaba envueltitos en una servilleta, ese día tras revolver las bolsas de la basura y enjuagarlos en alcohol me los entrego, no sin antes hacerme prometer que no le iba a decir a ninguna de las primas, ni las tías sobre este regalo prematuro para no levantar malestares entre la familia.
Desde entonces siento que estos aretes son una especie de conexión entre la abuela que anda en algún otro plano y yo. Al margen de esta explicación es preciso abundar que precisamente el día en que cumplí quince años, un martes de educación física, ya cuando iba de vuelta a casa me di cuenta de la ausencia del arete en mi oreja, regrese a buscarlo por el salón, las canchas, los baños y entre el uniforme sin tener éxito. Me sentí desconsolada porque justo el día en que debía recibir el regalo al parecer lo había perdido, pero la congoja termino cuando al fin cansada de tanto buscar decidí entrar a la ducha para lavarme la decepción y encontrarme al comenzar a desnudarme al arete prendido de mi corpiño. La mamá y yo que somos medio esotéricas, interpretamos este hecho cómo un saludo de la abuelita, que justo había vuelto a manifestarse con motivo de la fecha que ella no quiso pasar por alto aún sabiendo que no estaría en vida con nosotras para celebrar.
Levi Strauss notable antropólogo belga habla de la eficacia simbólica, para denotar como nosotros dotamos de sentido hechos y objetos a los que atribuimos cualidades mágicas, y que al dotarlos de sentido e interpretación, estos se vuelven actos significativos dentro de un comportamiento ritualizado, de tal manera que cada vez que los aretes -objeto mágico- son cuidadosamente colocados, con los rayos del sol apuntando hacia mí y no al contrario -acto ritualizado-, me da un jalón de orejas al atorarse con la almohada, yo pienso en la abuela cómo una entidad mágica benigna que me acompaña -eficacia simbólica-.
La última vez que vi a la sobrina en sus orejitas me encontré con un par de pequeñas dormilonas en forma de sol y luna, y no pude más que sentirme enternecida al pensar que la abuela dónde quiera que esté también abraza a su pequeña bisnieta.
domingo, 13 de enero de 2019
del año que pasó
Me voy a detener a hacer el recuento porque en el mes de diciembre no quise hacerlo, me sentí saturada de leer tantos recuentos, que no quise plasmar el mió hasta ahora, más que nada porque anda nadando en mi mente desde noviembre pasado y no dejará de atosigarme hasta que lo plasme en algún lado, debo decir que pasé un cierre de año muy lindo en compañía de las personas que quiero, aunque eso también es consecuencia de una serie de renuncias subsecuentes que he hecho en otros años a nombre de mi tranquilidad; y que lejos de lo que muchos compartieron me siendo afortunada de no tener que recurrir a manuales para sobrevivir a estas fechas...
Aunque debo confesar también que estuve a punto de terminar el 2018 cómo si de palomear una actividad más del calendario se tratará, ya que había un par de compromisos sociales que cumplir para cerrar el año, incluso percibía la cena de año nuevo cómo parte de la agenda, de alguna manera sentía como sino encontrará tregua para el descanso, y viví parte de la víspera es una especie de estrés decembrino que incluía vestido, zapatos incómodos, sonrisas forzadas y charlas con desconocidos.
Afortunadamente esos pensamientos se fueron calmando y terminé por sentirme muy agradecida con todas las actividades de cierre de año cuando caí en cuenta que fueron deseos cumplidos, y esto es tan cursi cómo cierto, al hacer retrospectiva me dí cuenta de que tuve y tengo todo lo que deseo, dentro de lo que mis mediocres ambiciones se dan el lujo de anhelar. Tengo un trabajo que me permite pagar un techo, alimentarme y darme pequeños gustos de vez en cuanto, eso era justo lo que esperaba cumplir cuando salí de la universidad, y ahora que pasó revista me doy cuenta que estoy justo dónde deseo estar.
Sobre los eventos sociales, la boda y el bautizo, diré que al iniciar el año 2018 pensaba en los rituales de transito a la vida adulta y cómo no había formado parte (asistente) de ninguno de manera significativa, también pensaba en las ganas que tenía de tener una sobrina, y al final la vida me sorprendió en combo, haciéndome formar parte de eventos transcendentales para mis seres queridos, eventos que no dependían de mí como el nacimiento de la sobrina o el posterior bautizo y sin embargo compartí con mucha dicha. Yo no pude haber planeado que el hermano mayor se reprodujera, ni que precisamente el producto fuera una niña, y sin embargo allí esta Romi como prueba de lo hermosa que fue la vida el año que pasó.
Charlando con una amiga me señalo la gran suerte que tengo, hasta billetes puso el viento a mis pies para cerrar el año, y si me pongo menos banal no puedo pasar por alto que también compartí momentos con la persona de la que estoy enamorada y un par de semanas de noviazgo bastante singulares, y después del recuento decidí quitar la sonrisa forzada de las fotos, y ponerle más entusiasmo a las festividades, finalmente ya sabía que iba a ser un mes cansado, pero el agotamiento físico es mejor cuando es por gozo. Así que voy iniciando el año con la misma fórmula del año que pasó, sin deseos material bajó un único anhelo: tranquilidad.
Y uno nunca sabe, para el próximo 2020 tal vez hasta me de el lujo de ser ambiciosa.
jueves, 3 de enero de 2019
La boda de mi mejor amiga
Cada vez que escuche how deep is your love me acordaré de Mel, mi mejor amiga, a quien antes de terminar el año inmortalice en mis pensamientos, toda de blanco, con su carita redonda y una jovial sonrisa, cuando la recuerde voy a ver la manera en que gesticula su inglés casi británico, su mirada plena, y la voy a recordar frente con frente bailando muy despacito mientras le canta a su ahora esposo, muy probablemente con su agraciada voz desde la primera palabra no sólo borro los nervios de su pareja, sino también nos borro a todos los allí presentes para vivir un momento sumamente íntimo aún frente a un público expectante. Ojalá y todas las que se casan se miraran así.
Mel fue desde la secundaria mi mejor amiga, a pesar de que yo no tuve conciencia de ello hasta la preparatoria, su manera de ser siempre me ha roto los esquemas. Atesoro en mi memoria con mucho cariño el día que volví a la secundaria después de una semana de auto destierro producto de aquello que ahora conocemos como acoso escolar, recuerdo que por casualidad me la encontré en el pasillo cuando salía de la dirección e inmediatamente corrió a abrazarme, en ese momento no comprendí el motivo del gesto pero me sentí muy reconfortada en aquel espontaneo acto; posteriormente en la preparatoria solía buscarme durante el periodo de descanso, cosa que era sumamente extraña para mí, alguna vez debo confesar haber salido por la ventada al no comprender esa insistencia en mantener la comunicación, hasta que una vez charlando con mi madre le comenté mi extrañamiento ante la insistencia de M por pasar tiempo juntas, a lo que ella respondió que me buscaba tanto para charlar, compartir almuerzos, etc. porque era mi amiga y voila de repente todo cobró sentido -realmente era y soy un nopal para esto de las relaciones interpersonales-.
No saben como valoro los esfuerzos de mi amiga por continuar compartiendo conmigo, una criatura tan despistada, aún después de ir a universidades distintas, dejar de vernos por años, tener visiones de la vida un tanto opuestas e intercambiar un par de mensajes al año, aún así hace dos años me llamó, porque después de la cena de navidad su novio se le había propuesto y ya pensaba en mí como parte del evento, en aquel entonces busqué la manera de safarme del plan, así eludí la responsabilidad de ser testigo de la boda civil -lo cierto es que huí de participar del contrato que consideré más reales-, pero mi siempre constante y tenaz amiga me pidió ser parte de su corte de damas, y aunque pensé en negarme explicándole que el matrimonio es una institución -patriarcal- que no comparto, que para nada soy una dama y que ese rollo de que te arrastren como costal de papas hasta el altar... pero antes de que pudiera siquiera decir pío ella acalló todos mis truculentos argumentos con un "Mariel, te he dado distintas opciones para ser parte de un momento especial para mí, espero que lo consideres", y de un sólo tajo borro mis truculentas objeciones.
Haré un espacio para relatar como justo la misma noche de la propuesta me llamo para anunciarme la noticia, a lo que yo sólo respondí "¿por qué?", en mi defensa debo acotar que estaba algo bebida, era de noche y conteste más dormida que despierta, justo al otro día al despertar, me recordé que que al entusiasta "me voy a casar", respondí con un cuestionamiento y no una felicitación, bueno ya les había dicho que soy un nopal para estas cosas, inmediatamente enmendé el error con mil mensajes de felicitación. y entonces me cayó un veinte importante, Mel estaba inaugurando la etapa dónde la gente se comienza a casar por gusto, no por embarazo, no por obligación, no al ardor de la juventud y sentirse a desfallecer por el primer amor. Eso es parte de crecer y ser adulta supongo.
Ya estaba dicho todo, ella mi amiga de toda la vida quería que estuviera allí, en uno de los días más importantes de su vida, con todo y mi despiste, mi feminismo, mi falta de habilidad de andar en tacones, yo iba a estar al lado mi amiga en un ritual patriarcal y arcaico por el simple hecho de acompañarla, porque no se trataba de mí y mis creencias o posturas políticas, se trataba de estar para ella en el mismo equipo de voley, en la escolta siendo ñoñas, al bordo de un abismo o en la segunda fila de la parroquia barroca del pueblo dónde crecimos, había que ver la ventajas eso me permitía también tener listo un par de tennis cerca en caso de que decidiera escapar, siempre hay que estar preparada, una nunca sabe ;)
El día de la boda que se veía tan lejano pero llego más rápido de lo que esperamos, llegó con el vestido, los tacones, el maquillaje y el peinado, el vestido blanco de raso y su enorme sonrisa de pequeños y pulcros dientes perfectamente alineados, llegó con mi incongruente feminismo que se regodea en abrazar a las mujeres que ama y valió mucho la pena aguantar esos sensuales e incómodos zapatos, lo valió sólo para cerrar el 2018 con la hermosa postal de mi Mel enamorada cumpliendo uno de sus deseos, una postal musicalizada por los bee gees.
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