Desde hace algunas semanas me ha rondando una idea muy simple entorno a la masculinidad, aquella masculinidad hegemónica estoica, solemne, mitológica, esa que hacer referencia a un pasado preshitórico de cacerías de mamuts y justo hoy me encontré con un valiosísimo texto que me animo a redactar esta entrada.
"El lamento del varón" comienza así:
Varones, quién nos ha visto y quién nos ve. Damos pena, parecemos orquídeas mustias. Hasta ayer, como quien dice, atravesamos mares procelosos; conquistamos territorios a tiro limpio; levantamos solitos, mientras ellas bordaban, las columnas de la religión, el arte, la ciencia, la filosofía. Fuimos literalmente los dueños de la Historia mientras ellas amamantaban. Enviamos a algunos de los nuestros a los polos, al Everest, a la Luna. Dictábamos la normas y las excepciones. Construimos los templos, los cadalsos, las autopistas, mientras ellas picaban cebolla y pensábamos que por eso lloraban.
Da vergüenza hablar en plural, como poniéndonos a la altura de nuestros antepasados...
Debo reconocer que la opinión tan contundente me impacto, el estilo jocoso de redacción y la manera tan elegante de hacer mofa de esa masculinidad casi tan legendaria como su fragilidad, de verdad que me he divertido leyéndola, pero lo que más me ha gustado es la provocación para cuestionarse un poquito ese rol tan endeble que han ejercido inmemorablemente sin rechistar.
Antes de continuar debo aclarar que no vengo a aplaudir la delicadeza de darse cuenta de su situación y empezar a hacer algo al respecto, al contrario vengo a restregarles en el rostro la perdida de la dignidad del cazador prehistórico.
Es necesario precisar que cuando hablo de la dignidad del cazador no me refiero a la fuerza bruta en taparrabo sino a la capacidad de organizarse y accionar en colectivo para afrontar adversidades, falta de alimento y contingencias naturales.
Claro que cazaban mamuts... pero en grupo o cómo imaginan que se lograba cazar un espécimen de más de cinco metros y casi doce toneladas ¿con palos y piedras? ¡Eureka!
Claro que cazaban mamuts... pero en grupo o cómo imaginan que se lograba cazar un espécimen de más de cinco metros y casi doce toneladas ¿con palos y piedras? ¡Eureka!
Creo que el pasó del tiempo no sólo los dejó sin mamuts, sino que les arranco algo más importante, la dignidad del cazador como estratega articulado, la capacidad de comprender y aprehenderse como entes políticos e históricos.
Desde el feminazismo lo tenemos muy claro, la importancia de aprehendernos desde el sujeto político "mujeres" es vital, sin embargo con ustedes compañeros aunque veo una sólida argumentación entorno a problemáticas especificas que les afectan como el servicio militar, la participación en la guerra, etc. nunca he visto alguna maniobra táctica, nunca los he visto marchar, ni manifestarse, ni encabezar una estrategia en redes.
Es triste observar como la modernidad les ha arrancado esa capacidad organizativa de la que hicieron gala como grandes cazadores, capacidad de la que fueron capaces homínidos, cuasi hombres, mucho menos evolucionados.
Pero es más penoso aún saberlos conformes, conformistas, con esa construcción social que los constriñe a maneras de ser y existir sumamente nocivas para ustedes mismos. Saberlos socializados a partir de la violencia y la individualidad que no les permite luchar en colectivo por causas que los oprimen desde su género, y que tienen muy claras cuando se trata de replicarnos a las feministas para menoscabar nuestras luchas.
Un ejemplo claro me parece el comercial de Guillette ("El mejor hombre que podría ser"), surge una campaña que les dice que no se masacren entre ustedes, que existen otras maneras de socializar y voilà, la indignación del colectivo hombres hace acto de presencia, protestando porque les van a arrancar la única manera de constituirse individuos a través del privilegio que os exhorta a matarse los unos a los otros.
Así que sólo vine a decirles que si las siguientes afirmaciones son ciertas, sus argumentos no son contras las feministas sino contra ustedes mismos que lo saben y no hacen nada al respecto.
y si a pesar de que lo saben continúan siendo simplemente razones para demeritar otras luchas enserio que no los entiendo.
No te acerques a mi, hombre que haces el mundo,
déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
de algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.
Agonía fuera del muro (fragmento), Rosario Castellanos
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