viernes, 28 de junio de 2013

La Condesa de Malibrán

Parte del folklore porteño radica en sus leyendas, leyendas que hablan de tiempos remotos, de la fundación de una ciudad antiquísima, historias de piratas, señoras de abolengo, monjes, epidemias, murallas, baluartes y condesas,  es precisamente hacia este ultimo personaje donde pretendo dirigir la mirada, a una leyenda en particular, la leyenda de  la condesa  de Malibrán.

Hace tiempo tuve la oportunidad de realizar un trabajo  sobre una obra teatralizada llamada “aventuras en el Veracruz colonial” y allí fue donde tuvo mi primer encuentro con la Condesa de Malibrán y encontrármela ahora como doña Beatriz del Real me ha causado mucha emoción; en ocasiones es bueno encontrar al personaje detrás del mito y reconocer su contexto, esto nos permite comprender un poco acerca de la manera de concebir la vida de personas de lugares lejanos ya sea en el tiempo o el espacio.

Antes de comenzar a desentrañar a este emblemático personaje resulta pertinente hablar un poco acerca de la leyenda que pulula por allí:

La condesa de Malibrán está situada en la época colonial, se dice que era una mujer muy bella cuya problemática empieza con la imposibilidad de concebir, motivo por el cual acudía a brujas para que le dieran pócimas mediante las cuales podría por fin tener su tan anhelado descendiente, se habla también de un pacto con el demonio, de una mujer seductora que tenía prisioneros en su casa a hombres dentro de calabozos, donde mantenía relaciones con ellos y al darse cuenta que no se encontraba embarazada los asesinaba para posteriormente arrojarlos a un pozo con cocodrilos que se presume existía al interior de su casa . Grosso modo esta es una de las variantes que corren acerca de este fascinante personaje.


Ahora hablamos de doña Beatriz del Real una mujer de clase alta viviendo en Veracruz a finales del siglo XVIII,  quien a ciencia cierta no era condesa ni era de Malibrán, su esposo era un funcionario del ayuntamiento, don Miguel Lazo, el título nobiliario de condesa es algo inexistente, que fue adquirido a causa de la compra de una propiedad que alguna vez perteneció al conde de Malibrán y es gracias a esta operación que adquiere el título en la imaginación popular de la época.

“El nombre de Beatriz del real aparece constantemente en la documentación del siglo XVIII. Pero lo interesante es que su aparición no se debía a que era esposa de un regidor de la ciudad de Veracruz, Don Miguel Lazo de la Vega,  ya que si doña Beatriz figuraba en las actas del Cabildo era por su propio desempeño, porque siempre  ella estuvo haciendo frente a los negocios inmobiliarios que poseía en Veracruz y sus inmediaciones.” (Maroño: 2009, 57)

El matrimonio Lazo del Real era una pareja católica tradicional de la que no existen noticias  de hijos, lo anterior coincide con la leyenda de la condesa de Malibrán, una mujer sin hijos, estéril, era alguien mal visto en la sociedad colonial, era una persona desamparada por dios no bendecida con la tan codiciada progenie a quien heredar sus bienes, algo que se acentúa más debido a la posición socioeconómica en que esta pareja se encontraba, a lo anterior debemos sumarle que no  participaban de la misa en la catedral sino que tenían el privilegio de recibirla en su oratorio particular, hecho que aumento el escándalo en la sociedad porteña y comenzaron a surgir habladurías  que llegaron hasta los tribunales de la santa inquisición –bendita sea por siempre amen-  (AGN, Inquisición, 1761: vol. 1042).

No obstante de salir bien librado del juicio anterior don Miguel Lazo volvió a cursar otros procesos penales debido al acaparamiento de grano y posteriormente por causas morales, motivos que culminaron en la disolución del  matrimonio y la devolución de los bienes aportados al matrimonio.

“don Miguel Lazo de la Vega, luego incontinente, entregue a Doña Beatriz del Real (su mujer) las cantidades que tiene confesadas, evacue y concluya lo mandado (…) y dentro de un mes remita las diligencias concluidas (…) a esta audiencia sobe los bienes que ella llevó al matrimonio” (AGN, Tierras, 1791: vol. 2972, exp.65).

 De manera que para 1791 encontramos a doña Beatriz del Real divorciada, exigiéndole al ayuntamiento porteño la indemnización por el daño que la construcción de una presa propiedad del ayuntamiento causo a uno de sus ranchos, ocasionando la huída de su ganado y la inundación de un horno de cal, lo que propicio pérdidas económicas considerables.

Todo lo anterior viene a reiterar el estigma bajo el que diversas sociedades en este caso la colonial colocaba a las mujeres estériles, si a esto le sumamos la solvencia económica, la posibilidad de recurrir a curanderas negras  -práctica muy común entre la sociedad porteña que buscaba la ayuda de dios y del diablo para solucionar sus males, pese a que después en el confesionario se dieran golpes de pecho al respecto- un divorcio escandaloso y la osadía de dirigirse al ayuntamiento siendo su propio albacea en las causas legales -en lugar de lloriquear y mostrar fragilidad como era costumbre de la época- tenemos como resultado la condesa de Malibrán.

Para finalizar y tal vez subrayar  mis inclinaciones hacia la otra historia de las mujeres, agregaré que la casa de doña Beatriz se encuentra ubicada al frente del edificio de Atarazanas, lo que hasta el 2009 tengo entendido era la biblioteca y archivo histórico del estado -actualmente no es de mi conocimiento si aun sigue en funcionamiento en ese recinto- es una casa de tres pisos, con acabados en madera, que doña Beatriz prestaba a algunos comerciantes para que desde allí expidieran sus productos, de manera que el primer piso de su casa fungía como un pequeño mercado,  también es necesario mencionar las generosas aportaciones con las que beneficiaba a los frailes Betlemitas que en ese entonces radicaban en el puerto de Veracruz, estos elementos nos ayudan a dibujar a doña Beatriz del Real y diferenciar al ser humano del personaje legendario, ambos atractivos a la imaginación.


 Núñez, Fernanda &  Spinoso, Rosa María (coordinadoras). Mujeres en Veracruz : fragmentos de una historia. Xalapa, Ver., México : : Gobierno del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, 2008.

2 comentarios:

  1. Me interesó mucho la historia real de la condesa de Malibrán. Me puedes decir cuál es el libro de Maroño para leerlo

    ResponderEliminar
  2. Creo que es algo tarde para la respuesta, pero he aquí: Mujeres en Veracruz: fragmentos de una historia / Fernanda Núñez Becerra & Rosa María Spinoso Arcocha, coordinadoras.

    ResponderEliminar