sábado, 8 de junio de 2013

de hombres opinando y mujeres callando

Ayer mientras cenaba en compañía de algunos familiares, luchaba por concentrarme en la taza de café, sumergirme en ella, en la tibieza del liquido aromático  mientras que a su vez  frases como "son arranques de mujer", "una buena nuera nunca debe de olvidar..", "déjala pobrecita esta en la menopausia" lograban que el delicioso pan me supiera a indignación, el café hirviente raspara mi garganta la destrozaba solo para obedecer a la mala educación con la que desde niña me han adiestrado y callarme como toda una dama -mujer expurgada- los comentarios de mal gusto -tinte sexista, misogino- para no brindarle una bofetada verbal a mi amable pero desagradable anfitrión. 

Total que la mentada cena me dejo pensando en los hombres de mi familia, mis familiares del sexo masculino y los vicios que aun arrastran, que tías, primas, hermanas, abuelas hemos permitido, fomentado, tolerado, acrecentado con las clásicas actitudes de consentimiento y sumisión, me avergoncé de mi misma, de mi familia y mis hermanos, se me hizo un nudo en el estomago y parecer en mi garganta también, me apene de no poder al mencionado familiar incomodo en su lugar con un comentario ingenieso, de no haber hecho mofa  por lo menos de dichos comentarios. 

Me puse a pensar en como mis congéneres consaguíneas están tan inmersas en el juego y quizá no se dan cuenta de algunas cosas, no me considero exenta de esta cultura falocéntrica, más bien siento culpa e impotencia, culpa por no desafiar las cosas e impotente porque las pocas veces que lo he intentando el intento no ha trascendido, debo confesar que las relaciones con los hombres de mi familia nuclear no son buenas, con mi progenitor -alias papi- son nefastas, más de un año que no lo veo y con mis dos hermanos no son mejores; aunque cuando los escuchas decir "mi papá te trata así porque te lo mereces" decides enviar al demonio la consanguinidad y les deseas una reencarnación femenina en un país africano donde les mutilen el clítoris o en un país islámico dónde vivan con el miedo de ser apedreados ante la menor falta.




Ante mi anterior ataque de buenos deseos debo confesar que consciente estoy de que podríamos estar en una situación aun más precaria, sin embargo tampoco nos encontramos retozando en un nicho de rosas en comparación con otras culturas, no lo sé, de momento se que suficiente castigo es para mis familiares masculinos tener una pariente tan latosa como soy, para ellos mis mejores deseos ...mujeres como yo  ;) 


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