Inmortalizada en el lienzo por Diego Rivera, Roberto Montenegro, Juan soriano y Raúl Anguiano, la poetisa Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein fue un caso mitológico, tal como lo dijo su mentor Alfonso Reyes.
Barroca fue su pluma, cuidadosa de las reglas para escribir en verso, nativa de una época en donde los demás rechazaban las formas y la estética al escribir, el legado que Guadalupe Amor dejo a la humanidad esta constituido por decimas y sonetos.
Solía comparársele con la décima musa, uno de sus escritores favoritos, cuando los periodistas indagaban sobre quien era mejor, Pita Amor muy resuelta decía que ella era mejor por el hecho de seguir con vida.
Pita la más pequeña de siete Amores nace un 30 de mayo de 1918, en el seno de una familia aristocrática poseedora de uno de los ingenios azucareros más importantes del país, dueños de treinta y seis mil hectáreas pronto se vieron afectados por la revolución y parten rumbo a la capital.
En la capital entre muebles viejos y pinturas antiguas Guadalupe crece en un ambiente económicamente estrecho, con la sensación de despojo y ansias de acaparar todas las miradas, motivo de descomunales berrinches para tormento de sus padres y hermanos. En el día Pita era un ciclón que no aceptaba regaños ni imposiciones, pero por la noche se atormentaba con miedos y dudas, algo que siempre se cuestionó fue la existencia de Dios motivo de varios de sus poemas.
“No creo en ti pero te adoro,
¡Que torpeza estoy diciendo!
Tal vez te voy presintiendo
Y por soberbia te ignoro.
Cuando débil soy, te imploro:
Pero si me siento fuerte,
Yo soy quien hace la suerte
Y quien construye la vida.
¡Pobre de mi estoy perdida,
también invente mi muerte!"
Entre sus poemarios se distinguen “yo soy mi casa” nombre de su primer libro en verso y también llamó así a su primera novela autobiográfica; “Polvo” , “Decimas a dios” y “Sirviéndole a dios de hoguera” se sucedieron uno a otro vertiendo gran admiración sobre la joven poetiza.
La rigurosa manera de cuidar las formas y someterse a las reglas que rigen la tinta hace que contrasten dos personajes, Guadalupe Amor la escritora y Pita Amor el personaje controvertido, liberal y escandaloso del llamado por algunos "renacimiento en México".
Pita era una mujer bella y tuvo la suerte de que su hermana Carito Amor fundara la galería de arte mexicano en el sótano de su casa, lugar donde se reunían los que años después serian maestros del pincel, lugar donde con sus encantos y astucias logró la inmortalizaran en el lienzo.
Uno de los retratos que más causo revuelo de ella fue el elaborado por Diego Rivera:
Retrato de cuerpo entero donde pita con los ojos en blanco, los pies desnudos sobre la arena y una varita mágica que aclaraba para que no cupiera la menor duda "yo soy la poetisa Pita Amor" en todo el esplendor de su desnudes.
Si propios y extraños habían dado un grito al cielo al ver la obra, al descubrirse el manuscrito que Pita había dejado al reverso el escándalo fue mayor:
"a las siete y veinte de la tarde del 29 de julio de 1949 terminamos este retrato al que Diego y yo nos entregamos, sin límite de ninguna especie".
Así es como Pita va forjando su imagen desinhibida: por las noches sale únicamente cubierta por su abrigo de mink a anunciar al río de automóviles “yo soy la reina de la noche”, y de día entra a la iglesia de La Votiva y a la hora de la elevación grita a todas voces ¡tuve un aborto!
Pita la que no se inclinaba más que para recoger una pulsera de oro caída, la misma que ignoro a una monja cuando le indico debía postrarse al momento de la oración, monja que intento hacerla obedecer a la fuerza, monja que recibió un golpe en el rostro.
La misma que en un programa televisivo salía cuajada de joyas (dos anillos en cada dedo) con un escote hasta el ombligo, hizo protestar a los conservadores, que afirmaba que no se podía recitar a san Juan de la cruz con los pechos al viento.
Después de dedicarse asiduamente al trabajo literario a la edad de 38 años Pita se encuentra embarazada. Embarazo y cesárea que a la poetiza le ocasiona una crisis nerviosa, ella se siente profanada, al primer llanto del pequeño se da cuenta de su incapacidad para ejercer el ejercer el rol materno. Es su hermana Carito quien se hace cargo del pequeño Manuel durante su corta estancia en este mundo, pues fruto de un descuido el infante se ahoga en una pila de agua a la escasa edad de un año y siete meses. Pita se siente culpable y a raíz de dicho incidente entra en una etapa de autoexilio, vive sola, no quiere ver a nadie, declarándose culpable de la muerte de su hijo, escribe:
Maté yo a mi hijo, bien mío,
Lo maté al darle la vida.
Desde entonces Pita Amor rehúye a su pasado de gloria, se niega a hablar de los ilustres amigos con los que alguna vez compartió un pasaje histórico, escrito con letras de oro, Guadalupe amor solo vive en el presente. Únicamente acepta salir de su encierro en 1972 para dar un recital en el ateneo español, no cabía un alma más en el ateneo, tantos más se quedaron afuera, cuando terminó de recitar la ovación duro 15 minutos. Sobre el ocaso de la undécima musa (como la llego a llamar Salvador Novo), su biógrafo Michael K. Schuessler redactó:
-Reyna honoraria de la zona rosa, caminaba con una flor en al cabeza y cargaba con el peso de un montón de joyas que siempre le gusto ostentar.
Perdió la vista y la operaron, desde entonces tuvo que usar lentes de fondo de botella y bastón, mismo que utilizaba para ahuyentar admiradores y acreedores a veces pegándoles a veces blandiéndolo al aire ¡Paso, irredentos, abran paso!
Al caminar frente a unos limosneros los fustigaba: -¡De píe zánganos, levántense y trabajen!- Hacia el final de su vida no quería que la tocara nadie "¿como se atreve a darme la mano si esta lleno de microbios?"-
Pita murió el sábado 8 de mayo del 2000, victima de una neumonía y tal vez subió al cielo solo para comprobar si Dios existe y entonces llego gritando como acostumbraba hacerlo en la tierra ¡ya llegué, cabrones!
Así sucumbió ante su presunta muerte la que “de niña fue graciosa, de adolescente llorona, en su juventud cabrona y es su verano impetuosa”.
"y nada de comparaciones odiosas, aquí se trata de un caso mitológico" … Alfonso Reyes