Y este entusiasmo tan primitivo ¿Qué es? ¿A qué se debe?
Cerré el mes de enero con un brazo parcialmente tullido (esguinzado) y un cuadro de asma que me dejó como resabio la sensación de volver al kinder, de ser una Mariel muy pequeñita y frágil, ¡Frágil!, esa palabreja que usó como adjetivo calificativo el instructor, cuando en un exceso de estusiasmo y confianza me caí al intentar saltar un escalón en patines, sin tener siquiera un mes de estar prácticando, los excesos siempre son malos eso es innegable, pero el calificativo empleado conmigo me regreso de un bofetón a la realidad.
Me quede sin comer dos días y sin ducharme cinco, otra cosa que me patea los ovarios, o me molesta cual cólico premenstrual en día de luna llena, es no poder identificar la diferencia entre tener un bajón anímico y estar enferma, si hubiera detectado de manera oportuna los síntomas del asma habría hecho lo pertinente, no habría abandonado mi salud a su suerte.
Y después de todo este preámbulo de pequeñas fatalidades me preguntó con insistencia ¿A qué se debe el entusiasmo Marielita?, ¿A qué se debe el buen ánimo y las ganas de retomar lo que has postergado por años?, ¿De dónde ha surgido la esperanza?
Entonces me quedó en silencio y le contestó a la Marielita de bolsillo, quien me mira contemplativa en su inmensa fragilidad, que nos hemos caído porque por primera vez en muuuchos años intentamos algo nuevo, algo que queríamos y que no tiene ninguna utilidad para otras personas, algo que además es incomprensible para algunos amigxs y reprobable otrxs, me miro el brazo derecho amoratado y pienso en lo nuevo que es por primera vez tener una lesión.
Hace días desperte de un sueño y decidí que era tiempo de volver a la vida académica, y llamé a mi tutor y agende una cita con la coordinadora del Colegio donde estudié, y me sentí feliz y emocionada, y me permití pensar de nuevo en volver a estudiar y tener futuro, y me gustó la fantasía, y empece a ambicionar y planear... No sé cuánto tiempo tiene que no ambiciono y no sueño para mí, para mí misma en singular.
Estoy entusiasmada, y no quiero que esta sensación se vaya, pero a su vez me pregunto si este lapsus de entusiasmo bobalicón no tendrá que ver con que llevó todo el mes de febrero respirando a medias, producto de la ceniza volcánica y mi asma alérgica, si este entusiasmo no es mío sino fruto de estar enferma y tener el cerebro medio frito por las recurrentes fiebres nocturnas, o peor aún, si es que necesité sentirme desfallecer para reaccionar un poco en defensa propia.
En defensa propia
desperté y soñé,
en defensa propia
no me resignaré.
En defensa propia
el porvenir será en singular,
y aunque sé aproxime la tempestad
mis ánimos no menguarán.