sábado, 6 de noviembre de 2021

Recuerdo vago

Tener mucho bagaje teórico y cero reflexividad es algo así como escupir al cielo. Inicie mi adolescencia en una Telesecundaria que a la vieja usansa tenía las paredes de frases celebres y motivacionales y las que nadie prestaba atención porque no nos alcanzaba el receso de 16 minutos delimitado por la red Edusat. 

Recuerdo que al subir las escaleras, sobre una pintura entre amarilla y naranja con letras negras cursivas versaba un "No se puede subir la escalera del éxito con las manos en los bolsillos", y que siempre pensé que esa frase fue colacada ahí intensionalmente para recordarnos traer las manos fuera de los bolsillos en caso de caer para evitar rompernos el hocico, claro que entendía la metáfora pero me parecía mejor pensar en su utilidad inmediata. 

Y en alguna pared que me gustaba mucho había una frase que decía una cosa así como "lo importante no es lo que sabes sino los que sabes poner en práctica", me gustaba mucho frente a tanto adulto rugiendo la vida que habían aprendido en los libros, en la vida, sermoneadores de oficio sin ninguna intención de predicar con el ejemplo, porque les bastaba la voz y la autoridad, la autoridad de tener voz, la autoridad que da voz, en ese mismo orden que por ende nos colocaba cómo la voz desautorizada. 

Ahora ya con la mayoría de edad trato de no ser ese AdultO, así en mayúscula y con O, me da miedo ser ese que sabe mucho y no aplica nada, porque creo sinceramente que acumular conocimientos y libros como su materialización simbólica, títulos, grados y honoríficos para el cv es mera vanidad si aquello que se sabe no se pone al servicio de quién lo necesita, a manera de una ínfima retribución para aquella humanidad que nos lego todo.

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