Me costó un par de años más concretar el aprendizaje. Resulta curioso como a pesar de mis lecturas existencialistas solo en la práctica aprendí que no hacer nada es hacer algo, que la no repuesta se encuentra plagada de significados, o dicho de otro modo, que el silencio es una forma de respuesta. Con lo anterior no quiero decir que me volví inmune al rechazo porque todavía duele y punza, sin embargo estoy tratando de ser más permisiva con mi manera de vivirlo y afrontarlo, y creo que para mis 31 me voy a empezar a obsequiar el dejar de asumir responsabilidades que no me corresponden, entre ellas la tarea de reinterpretar a las personas.
Una de los reproches más frecuentes que suelo hacerme es tener 30 años, haber estudiado antropología y no diferenciar aún el dicho del hecho en la gente con la cual me relacionó eróticamente, responsabilizandome de no ver venir los truenes, las dobles intenciones de quienes "solo quieren ser amigos", o de aquellos que tejen ideales de amores libertarios de inicio pero a la hora de emprender la retirada se comportan de la manera más indigna.
Hace poco una relación me provocó un cuadro se ansiedad y me sentí realmente patética por no poder controlarme, y creo que fue por el enorme peso que me auto impongo de adaptarme mientras dura, y de comportarme con madurez cuando termina, y estoy en eso de tratarme de quitar la culpa y la vergüenza de haber reaccionado como un ser humano que siente y no sólo piensa.
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