Hoy estoy recordando en mi memoria poemas de Rosario Castellanos porque es su aniversario,
el clima es agradable desde la azotea, la luna está arriba destiñendo su plenitud, menguandose,
con el paso de los días de a poco esbozará una coqueta sonrisa.
El aire es fresco, sino viviera en un contexto tan inseguro muy probablemente estaría sentada
en los columpios del fraccionamiento, disfrutando de la brisa perfumada, aroma a lili,
que endulza la noche, pude percibirlo desde las 8 que apresure mis pasos
para dejar la basura en la esquina.
Sin embargo no menosprecio la preciosa vista que se me regala desde la zotehuela,
la noche, la luna, la noria/estrella de Puebla, una inversión necia que hoy inicua alegra mi mirar,
el letrero del oxxo que resplandece de la misma manera, el sonido de los autos a lo lejos,
y el viento fresco que me relaja a pesar del acecho de los mosquitos.
Es mayo, el sol se encuentra en géminis, es el aniversario de Rosario Castellanos
mi poetiza favorita, y la semana que viene será el de Guadalupe Amor
quién también es todo un personajazo.
También será mi cumpleaños, aunque este texto no es para hacer corte de caja,
no suelo reflexionar al respecto,
los cumpleaños más bien para mi son días en que puedo haraganear a mis anchas
y ocultarme del mundo, de los triste “hbd” que ponen por compromiso
las personas a quienes las redes sociales les recuerdan a ti.
Cuando vivía en mi Pueblo solía ir a dar caminatas al río, arremangarme el pantalón
y andar por la orilla en compañía de alguna amistad cómplice de mi ausencia,
apagar el teléfono portable y sentarme en alguna roca a escuchar el sonido del agua,
disfrutar el reflejo de la luz en ella y observar las libélulas volar.
Me gustan las azoteas,
cuando vivía en la casa de mi padre me sentaba por la noches a tomar el fresco,
y observar a las personas pasar, me recostaba a ver el cielo nocturno,
aunque todo acabó cuando inicie mi vida romántica
y la azotea se volvió un lugar de espera, de visitas de amorosas,
de incertidumbres adolescentes y ansiar la partida a la universidad.
Hoy tengo una nueva zotehuela y me gusta, me gusta justo estar parada aquí,
con la computadora amenazada para caer un par de pisos abajo,
aquí con los mosquitos al acecho, la brisa que trae rumores lejanos,
y el árbol con hojas de colgantes que produce melodías discretas
esta noche que el viento lo acaricia con fragilidad.
Es mayo y ya casi acaba el mes,
y en cuanto acabe el mes,
justo el primer minuto de junio estaremos cada vez más cerca del próximo mayo,
es mayo y mayo es mi mes.
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