miércoles, 9 de octubre de 2013

de "To - le - ran - cia" y otros espejismos

Hoy día siguen existiendo aparatos inquisitoriales encargados de encontrar culpables, de fabricar  brujas, chivos expiatorios, quizá ya no se llama tribunal del santo oficio y ahora se llama televisión, quizá ya no hay hoguera pero la opinión pública sigue quemando a diestra y siniestra muchas veces sin juicio previo -somos culpables hasta que se demuestre lo contrario-, aprobando o desaprobando personas, actitudes, acciones, ya no somos una masa en bruto del siglo XV ahora somos una opinión a la deriva, en este siglo el siglo de las comunicaciones, nos encontramos en un ir y venir de posiciones, de posturas ante los acontecimientos, en este ir y venir existe una gran apatía muchos dispuestos a tirar la piedra desde el público, pocos dispuestos a subir a defender su postura al cadalso.

Quizá es miedo a defender una postura, a expresar la opinión ante el inminente discurso de verdad-poder que ha encontrado múltiples formas de acallar la polifonía de voces, hemos observado emerger  la creación de múltiples discursos que legitiman o desaprueban ciertas posturas, quizá en este momento cuando más se promueve la pluralidad a lo que asistimos a un engaño, estos múltiples discursos de verdad son más bien una burocratización de la pluralidad, un nuevo circo romano, dónde en teoría se exalta lo plural y en la práctica se le oculta, la enajenación que provoca el excesivo transito de posturas ha desembocado en una apatía generalizada, una  falta de compromiso con la sociedad.

Encontrando así múltiples posturas y en contraste anulando la acción, esta supuesta tolerancia de la modernidad, no es más que apatía, falta de interés y compromiso moral en concordancia con nuestras ideas, me aventuro a decir que esto podría tener que ver con la asociación que le damos al termino moral con el arcaico régimen eclesiástico, esta vinculación entre moral e iglesia ha dejado en la apatía a miles de jóvenes que siguen atormentándose en los traumas de la infancia, de clases de catecismo y misas dominicales; esta vinculación a dado al traste a una postura que supera al “no pasa nada” y ha incorporado al “es normal” a nuestras vidas,   enmascarado por la tolerancia "es normal el narcotráfico, es normal que haya poca gente rica y tantos mueran de hambre, es normal que los políticos sean corruptos, es normal… todo es normal es nuestro universo paralelo".

Resulta curioso que en las redes sociales, en el terreno de lo virtual todo el mundos es defensor de los animales, las mujeres, los niños, ecologista, intelectual, lector empedernido, crítico imparcial y juez de línea, -activistas de todos los fines fieles a ninguna causa- sin embargo en tiempo real nos hemos caracterizado por la falta de compromiso, será que este comprender al prójimo y tolerar nos ha vuelvo una especie de bobalicones entrenados para aguantar al máximo condiciones sociales precarias, será que este promovido pluralismo y tolerancia no es más que la bambalina para continuar la guerra a la sociedad.




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