domingo, 19 de noviembre de 2023

Consecuencia

Más estudios...

"Comportamientos celulares anómalos" son una manera de describir aquello que no se desea nombrar, un eufemismos que debería agradecerse, a fin de no adelantar panoramas que nublen con su pesimismo al paciente, hasta ahora solo una persona ha usado la palabra adecuada mientras conversábamos, y se agradece, debo estar preparada por si acaso...

Resulta un poco irrisorio que después de haberme revisado el cérvix, cada pliegue de mis labios mayores y menores con un colposcopio clínico la especialista en un acto de profesionalismo -y conmiseración, no solicitado- no cuente con la confianza de pronunciar la consecuencia más letal, por lo pronto su cara es seria.

Yo sé que no está bien, que no estoy bien, ella misma me explicó respecto a las tinturas, ambas sabemos que no está bien, pero aún así me dice que hay que esperar los resultados del laboratorio -la citología-, su mirada denota severidad mientras me revisa con mucho cuidado las mamas, termina rápido  -🎙️suerte que mis pechos sean pequeños y no los confundan con montañas 🎶- , pasa a revisarme la parte interna de los brazos y del cuello, busca ganglios inflamados, ambas sabemos el por qué pero no vale la pena preguntarlo aún, yo también me siento segura  dentro del eufemismo y lo no dicho. 


Mar de sal  

Salgo rápido del consultorio sin mirar atrás, porque estoy a punto de convertirme en un mar de sal ahí mismo, ¡Ahí mismo NO! No con las felices pacientes que van a sus ecografías. Tomó el primer autobús que pasa y comienzo a recordar... por si las dudas -se escuchó detrás del colposcopio- quieres que tome de una vez una muestra de tejido y la envié a analizar, menciona para mi vulva, pero está al tener labios pero carecer de cuerdas bucales que puedan resonar le deja la tarea de responder a una de las cavidades incrustadas en mi cráneo, "es lo más recomendable" atino a asentir con la vista en la pantalla de unas 30 pulgadas, observando como la tinta se niega a permanecer... 

Veo como introduce un spray que contiene anestesia, escuchó el rocio, un breve ardor se siente, espera un momento y acontinuación va la pinza de biopsia -la colposcopia debería contar como subgénero del cine 4d-, sangre, un algodón con quién sabe que para parar el sangrado, se ha dejado de transmitir el evento Gore de la temporada, me manda al baño a ponerme un pantiprotector pequeño y vestirme, para la exploración de mamas, me queda una sensación de dolor en la entraña que permanecerá punzante al menos tres días más.

Voy en el bus, no alcanzo asiento y se me empiezan a rodar las lágrimas, se desocupa un asiento miro un punto fijo en la ventana, las lágrimas siguen escurriendo, y los mocos indiscretos y poco estéticos hacen acto de presencia, el lagrimal izquierdo y derecho se turnan para salir de a poco, aunque el izquierdo es un tanto desleal y a veces desliza dos lágrimas seguidas sin darle oportunidad al derecho, se escurre el mar de sal despreocupado y muy lento.


Las amigas dicen  

Una de las amigas, la primera en ser honesta y fatídica, pregunta algo importante: ¿Cuándo menos lo disfrutaste?, lo que me lleva a pensar que no tengo certeza del momento, ni de la persona, aún así asiento con una sonrisa media triste para no dejar instisfecha la pregunta cuya intención es hacerme sentir bien. Lo que lleva a mí mente a recorrer las pocas certezas que tengo: no soy esa trágica chica, heroína desdichada que tiene certeza de quién fue, aquella inocente que no falló y le fallaron, a mí me fallaron y yo fallé, la única diferencia es que la realidad material de mi escueto cuerpo de mujer -al cual según los griegos le faltó calor para emerger hombre-, resultó ser más susceptible al virus, la realidad material me abofeteó más fuerte. 

Pero en ausencia de certezas, y dado que el daño parece grave voy a situarlo en una de las veces que más lo he disfrutado y tengo registro, ya que en palabras de mi especialista es ocioso intentar ubicar el tiempo preciso, así que lo situare en mi puerto jarocho, tendrá de fondo ilegal de cultura profética, un momento lento y cadencioso, un momento en la memoria al que pueda volver como consuelo durante la abstinencia, un momento en el que mis caderas aún se mueven cuando al recordar cierro los ojos. 




domingo, 5 de noviembre de 2023

Secuela

Presentimiento

Lo intuí desde que sus labios sabían a jugos ajenos, jugos vaginales para ser exacta, mis amigOs con O mayúscula más que indignarse con el relato suelen hacer una pausa para mirarme con algo de lascivia e indagar cómo fue que reconocí el sabor.

Lo supe desde la petición de exclusividad sexual solicitada presurosamente en el lecho de un motel, "él que las hace no las consiente" versa la sabiduría popular, generalmente en masculino apuntando hacia los onvres y sus dudas infundadas. Pero ¿Quién me manda a andarle creyendo fidelidad a alguien que no sabe bailar cumbias? Esto no es más que karma de las Diosas Cumbiancheras (entre ellas Selena).

Prueba clínica 

Un buen día me decidí a dejar de aplazar lo inaplazable, me dí una ducha rápida y dirigí mis pasos al laboratorio, solo para corroborrar que en cosas básicas soy medio tonta, me fui en ayunas, cuando los análisis no lo requerían, ignorancia y nerviosismo me jugaron mal. La espera fue larga y mis jugos gastrointestinales testifican que no solo fueron los nervios.

Han tardado en llegar los resultados ocho días, y los he abierto mientras me encontraba en el trabajo, abrí y cerré el PDF unas veinte veces, para ver si alguno de los positivos llegaba a cambiar por arte de magia, me he quedado pasmada, todo el día traté de pensar en otra cosa, la meta era llegar a casa y ponerme al teléfono para desandar el camino de lo que ha sido mi vida amorosa en el último año, pero quién más me preocupaba no dió pie a salir de la oficina, y con la noticia a medio digerir intente dicipar sus miedos y dudas, al final me he quebrado, y he ido a desbordarme a algún rincón del edificio donde trabajo, encogida en una banca metalica al lado de los sanitarios, procurando como siempre no incomodar.

Las otras llamadas fueron sencillas, el camino de migajas amargas ahuyentó a cualquier animal que pudiera predarlas, el rastro seguía ahí, no hubo espacio para la vergüenza solo para la premura aderezada por la sororidad hacia sus parejas, mujeres desconocidas que me acongojan más a mí que aquellos que al hacerles el amor las ponen en riesgo, y lo peor... parece no importarles, aún después de la noticia. Los supuestos resultados: Todos limpios, aquí la única sucia soy yo -o alguien miente, ¿Es qué acaso el espíritu Santo descendió y en un performance para castigar a la pecadora ha hecho el milagro de la transmisión?-. 
 
Preocupación

He comenzado la precesión y he tenido que ser paciente, en el largo y ancho de la palabra, paciente con aquellas profesionales de la salud que querían hurgar en mi historia para espejear la suya, he oído de esposos infieles, de novios traidores, de estoicas parejas que asumen gastos y tiempo de espera; personas que hurgan en la herida ajena para tratar de comprender mejor la suya. 

La gran preocupación: mi fertilidad, las pobrecitas trompas de falopio que ya tienen suficiente al contener la palabra falo dentro suyo al ser nombradas -lo digo con pleno sarcasmo-, aún no sé si prefiero esa preocupación a qué me miren con condescendencia y traten con mucho tacto de hablar sobre los comportamientos celulares anómalos para no decir una palabra fatídica de manera prematura...