La noche terminó a las 11:59 con 59
el reloj en tu muñeca marcó las 12 con desdén
y sin ningún recordatorio,
signo inequívoco
de que a la víspera
le soy efímera.
La noche terminó
y la ausencia fue respuesta,
el silencio rugió con tanta fuerza
que las palabras entendieron la semiótica de la indiferencia.
La lluvia besó a la tristeza
y juntas tomaron café,
en la cúspide de la tragedia
la ironía y el destino bebieron también:
11:58 timbró el teléfono
se cimbro la piel
levante el artefacto
y una notificación sonrió cruel.
La noche terminó
al fin podre disponer de este nimio ser.
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