Por la casita de Carlo, pasaron casi todas mis amistades, la mayoría coincidían con un omelett azteca, que es una omelett enorme relleno de chilaquiles, últimamente a mí me consolaban los huevos estrellados con mole... Con ese objetivo acudí el día de hoy, pero en su lugar fui enterada que desde hace más de un mes el negocio fue traspasado y ahora se llama Almuerzos Cecilia o algo así, y que los deliciosos desayunos que yo probé fueron sustituidos por un buffet, se me partió el corasound y unos recuerdos se me metieron en los lagrimales.
Si bien, los buffets en general me ponen de buenas, una no puede dejar pasar por alto que son una alternativa económica, por lo que transpasar un restaurante a un formato de buffet es perder en calidad y variedad, a lo que el jugo natural comienza a ser mezclado o remplazado por jugo en caja, los hotcakes se vuelven minúsculos, y el café y hasta el servicio decae, ya que se asemeja al formato de comida rápida, volviéndose impersonal: he de mencionar, que no pocas veces yo disfruté de la espera de mi desayuno viendo un anime o leyendo un libro.
Aún no le comento al ex del cambio en nuestro antiguo lugar para desayunar, ni ha ninguna amistad, porque seguramente les importa un rábano, y más bien la escandalizada soy yo que amo los rituales y soy una aferrada, y aunque me gustaría decir que todos perdimos, en general a los clientes del día de hoy les escuché satisfechos y ciertamente todas las personas con las que llegue a desayunar ahí ya no viven aquí, por lo que la nostalgia tendré que sobrellevarla sola, así como la decisión de permanecer fiel al lugar o encontrar otro espacio de desayuno.
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