domingo, 23 de enero de 2022

Mis pasos

Últimamente he pensando en mis pasos, en cómo camino y la manera en que ha cambiado la forma en que me desplazo dependiendo de las distintas etapas de la vida.

Creo que todo empezó de la mano de mamá, y seguro hubo muchos mimos y alicientes.

Después en la niñez,siempre iba a expenzas de las grandes sancadas de mi papá o mi hermano, quienes regularmente me llevaban y traían de la escuela, entonces mis pasos eran pequeños y presurosos.

Durante la adolescencia iba a todos lados sóla y con prisa, porque los permisos eran excasos y siempre procuraba llegar a tiempo para evitar regaños, ahí mis pasos eran nerviosos y veloces.

Luego en la juventud mis pies dejaron de estar solos y regularmente iban acompañados, mis pasos bailaron, brincaron y juguetearon.


Y ahora en la edad adulta, mis piernas han vuelto a andar solas en busca de su propio ritmo. 

Acostada

Estoy acostada en la cama individual de mi pequeño cuartuchito y miro mis cobijas baratas, pienso en los edredones  que me han compartido de mejor calidad y textura, en las habitaciones amplias, en las bolsas de dormir del trabajo de campo y en alguno que otros piso que alguna vez me tocó ¡Que difícil es despedirse de la gente en invierno!, porque sin importar la tela siempre es mejor dormir en compañía. Hace tiempo que no escribo nada bello, y es que los días han estado desiertos, hoy me asaltó una pesadilla y algunos problemas técnicos que tuvo mi madre con la creciente de los ríos, extraño Misantla en época de lluvias, los sobre saltos del río amenazante, el cielo cayéndose y el lodo hasta las rodillas  de una niña que prefería volver brincando en los charcos antes que desperdiciar un buen día de lluvia.

Hoy amenazo con llover y fue solo un espejismo.