domingo, 24 de octubre de 2021

Historia de un amor no correspondido

 Un día vas a conocer a alguien que verá todas tus maletas de foránea y tus libros desperdigados, dará la casualidad que es un hombre y que sabe trabajar la madera, entonces él hará una repisa para que descansen al fin las valijas, y sin preguntar a esa repisa le pondrá un entrepaño para que acomodes tus libros, entonces tú le llamarás carpintero y decidirás que quieres casarte con él, pero será muy tarde porque estará casado con la costurera, ya que a él también le excita la idea de estar con alguien de manos habilidosas.

Suelo obsequiar libros

Suelo obsequiar libros a la gente con la que me encariño, dar un libro como manera de demostrar afecto me parece bastante común, como con cualquier otro regalo hay que pensar de que talla le vendrá bien a la persona para que le quede justo el número de hojas, con el cambio climático y la deforestación nadie quiere desperdiciar material; hay que meditar sobre su sabor, hay a quienes le gustan dulces, ácidos, picantes o incluso insípidos; y si nos ponemos exquisitos podemos pensar también en las distintas texturas, y no me refiero a pastas duras o blandas, no ofendan su inteligencia de esta manera, sino a aquellas vaporosas como para un día melancólico, a los burbujeantes que cosquillean en la imaginación, a las texturas sedosas que  acarician o las filosas como mortajas que te dejan con el alma en vilo. 

Obsequiar un libro es una invitación a continuar la charla con un tema afín, hay distancias que sortean las literatura, el tiempo, la distancia y los rompimientos, sobre todo los rompimientos, hay un guiño egolatra en la acción de dar un libro o recomendarlo pensando en las características del comensal, elegir al espécimen adecuado no es tarea sencilla, y tomarse su tiempo para hacerlo susurra quedito un "guárdame en tu memoria". 

De manera general también se pueden crear estándares para tomar decisiones sencillas, de cuentos para quienes se quiere invitar a la lectura porque no le agrada, teoría social para las inteligencias que se desean halagar, incluso a partir del tipo de cine o series que ve una persona se puede elegir con facilidad, sin embargo aquello que funciona en las pantallas no es garantía en el papel, por lo que siempre es más recomendable iniciar una observación metódica y tradicional, dicha observación se puede amenizar con té o café, tal vez una cerveza o algo de vino, la bebida seleccionada ya comienza a darnos información.

Pensar en que clase de libro podría agradarle a tal o cuál transeúnte es un entretenido pasatiempo, pero tiene también sus frustraciones, por ejemplo que le regalas a un lector cuando el autor indicado ni siquiera te agrada y no le comprarías ni aunque dependiera de ello conservar la amistad, a Dios gracias la gente a veces tiende a retirarse antes de que se acuda a la librería y una se degrade por un simple acostón.