A ratos
A ratos, a ratos me
doy tiempo de extrañarte, de no olvidarme de ti, de padecer tu ausencia.
Y de vez en cuando en mi imaginación masoquista doblo mis
manos y me tuerzo los brazos, para luego volver a la realidad y morder mi
lengua y atragantarme un poco cuando al fin por casualidad te encuentro.
A ratos le permito a la melancolía jugar con tu recuerdo e
invadir mi mente con memorias vanas.
A ratos y sólo a ratos recuerdo tu sonrisa y susurro tu
nombre en el silencio de la alcoba entre gemidos y jugos vaginales.
Pero siempre al final del juego fatuo, sumergida ya en mis
propios caldos, me invade la cordura de no volver a invocarte hasta la próxima
sesión de fetichismo.