Azul era mi compañera de juegos en el jardín de niños, jugábamos juntas en los recesos, compartíamos mesa de trabajo, yo la admiraba de algún modo porque ella era una niña muy desenvuelta y platicadora, le gustaba participar de todo y lo disfrutaba mucho, yo que era más bien una niña paliducha y enfermiza que se ausentaba largas temporadas por el asma veía en ella una niña sana y entusiasta cuya amistad era un gran logro para mi que en ese entonces era más bien retraida.
Un día después de mis largas ausencias al volver al salón de clases me di cuenta de que Azul no se encontraba allí, y al siguiente día y al siguiente día y al siguiente, los adultos murmuraban y mi mamá me regañaba para que me fuera a jugar mientras ella conversaba con las otras madres de familia; yo comencé a preguntar por mi compañera juegos, primero a la maestra y luego a mi mamá, me decían que luego iba a volver, que estaba enferma pero volvería pronto, hasta que un día mi mamá se armó de valor y decidió afrontar mis preguntas.
Ese día me enteré que Azul no volvería, su familia se había mudado a una ciudad vecina, mi mamá comenzó a hablar de mis partes íntimas y cómo no debía permitir que nadie las tocara sin mi consentimiento, me repitió una vez más que siempre debía estar dónde pudiera verme y no hablar con desconocidos, que si alguien intentaba tocarme debía decírselo de inmediato.
Del saldo de mi amiga Azul del preescolar el grupo aprendió a desconfiar, nadie debía tocarnos y que debíamos tener cuidado de los extraños, de los adultos, de quién no fuera nuestra mamá o la profesora; para estar aún más alerta mi madre me había revelado la identidad del violador de Azul.
Varias noches me dormí pensando que era aquello tan atroz que pudieron haberle hecho para que ella no volviera más a la escuela, de camino al jardín pasaba cerca de la casa de la persona que la había lastimado y me preguntaba porque no era él quién se había ido del Pueblo.
Yo tenía cuatro años cuando supe que habían abusado de Azul, ese día de alguna manera también abusaron de mi, violaron mi mundo y acabaron con parte de mi confianza en las personas.