miércoles, 23 de agosto de 2017

La facilitadora bien intencionada

El día de ayer asistí a un curso al iap, mala idea, el curso fue sobre “autoconocimiento y desarrollo del potencial del personal en la organización” o al menos así versaba la primera diapositiva que lo presentaba aunque los contenidos de dicho curso se centraron en la primera sesión al autoconocimiento ¿y el personal y la organización? supongo quedarán pendientes para la sesión a la que no volvería por nada del mundo, ni siquiera para realizar la evaluación y dar mi pestilente opinión al respecto, así que vomitaré aquí las anecdóticas horas de la tarde de ayer.

Antes de empezar se nos dio unas etiquetas y ella barrió el salón con la finalidad de observar nombres complejos y acercarse a preguntar respecto a su pronuncia so pretexto del significado, y luego lo de siempre, presentaciones, establecer acuerdos, de esos vagos dónde se escribe respeto sin especificar que es él respeto, porque respeto significaba no tener el celular en la mesa, salvo los de los consejeros con traje y corbata a quienes no atosigo tanto.  

Desde las presentaciones mis ojos comenzaron a abrirse como platos al escuchar de entrada a un consejero presidente enunciar “trabajo para el gobierno”, aprovecharé aquí para acotar que a los talleres asistimos algunos de los consejeros ciudadanos y suplentes, que ser Consejero Ciudadano no es trabajar para el gobierno ya que formamos parte de órganos consultivos externos y participamos desde la ciudadanía, sin remuneración alguna, la injerencia varía de acuerdo a los intereses del municipio y nuestro impacto básicamente se encuentra en tratar de incidir y dar recomendaciones en la política pública a nivel municipal de los diversos títulos que ostentan los consejos; después de esta breve explicación espero comprendan mi sorpresa al escuchar de quién preside un consejo de participación ciudadana asumirse empleado de gobierno, lo que me hace pensar que no ha leído el Código Reglamentario Municipal pero ni por error al no tener claro el papel que juega como Consejero Ciudadano, ya que como funcionario no podría ser parte de un Consejo Ciudadano debido a algo llamado conflicto de intereses.

Las presentaciones continuaron y la mirada clínica de la psicóloga no tardó en aparecer, el espacio de confianza fue violado en un primer momento por ella, al solicitarle a una compañera con base en su presentación que debía quedarse al final a conversar con ella, así sin más, en frente de todos, independientemente de la falta de tacto y ética, yo subrayaría que la compañera no volvió a participar en las siguientes tres horas que perdí al interior de ese salón; la presentación transcurrió llena de prejuicios, tienes tiempo de dormir mucho o de leer seguro eres soltera, te hace falta un novio (porque ya saben todas las mujeres somos heterosexuales), cambiaste de alimentación seguro eres vegetariana no dejes de comer carne porque la ciencia dice bla bla bla (la compañera no era vegetariana ni vegana y si lo fuera qué),  por citar algunas de los comentarios invasivos que se dio el permiso de hacer apenas conocernos.  

Empezó a dar el tema, voltee por dos segundos a hacer un comentario al compañero de junto acto inmediato me llamo por mi nombre agitando su mano para que yo viera hacia ella, a lo que pude leer que de técnicas pedagógicas carecía y además que únicamente haría observaciones y llamados de atención a aquellas personas que viera como sus pares o por debajo de ella considerando la edad y el género principalmente, lo que eximio a mi compañero de ser reprendido a pesar de haber dormitado en algunos momentos, a los señores de traje les dio permiso de menospreciar los comentarios de las compañeras, pero a mi compañera de consejo no la salvo de ser reprendida por tomar el teléfono un instante.

Ahora puntualizaré la participación de un consejero presidente que además ostenta el título de arquitecto, quién se dedicó a menospreciar las opiniones de las compañeras, en algún momento se habló de como la lectura de la historia hecha por científicos del siglo XIX era androcéntrica a lo que él interrumpió la participación exclamando “nada les gusta”, pasando por alto dos de los acuerdos de convivencia el de pedir la palabra levantando la mano  y el del respeto que asumo de manera idealista se refería también a las opiniones expresadas; el siguiente comentario hilarante de este flamante personaje tuvo que ver con una compañera que expresaba cuestiones relativa a la crianza de los hijos y sobre ser madre soltera en casos hipotéticos, a lo que él nuevamente interrumpiendo expreso a todo pulmón “estás así porque quieres” (sólo le faltó decir mamacita), podría echarme un rollo muy amplio respecto a este ofrecimiento dado en el aula de un Instituto, hecho hacia una compañera a quién probablemente veía por primera o segunda vez pero lo dejaré a criterio de cada quien; subrayaré que ambos comentarios sucedieron en presencia de la facilitadora quién de manera indolente ignoro  lo sucedido.

Las escenas anteriores fueron dadas después de nuestro receso, cuando los comentarios se desataron y fue más que evidente que de perspectiva de género no tenía nada nuestra bien intencionada facilitadora, quién los cuarenta y cinco minutos que me quede dentro de esa aula se la paso hablando de como habíamos desvalorizado el papel de los hombres y el don que nos dio Dios o la naturaleza (para quién no crean en dios puntualizo) para parir hijos que no debemos menospreciar, y entonces el ilustre arquitecto que se autodefinió a sí mismo como sociólogo urbano nos aventó otra perla devenida del más rancio positivismo respecto a que la evolución se debe precisamente a la complementariedad de los sexos, porque ya saben somos mitades incompletas del mundo y estamos en armonía cuando hombre y mujer juntamos nuestros cuerpecillos y nos reproducimos (sic); y para cerrar con broche de oro hizo aparición la especialización o intereses en neurociencia de la facilitadora quien nos comenzó a explicar como secretamos determinadas sustancias químicas las mujeres cuando estamos cerca de un hombre, seguido del discurso pro familia, etc.

En el curso salieron cuestiones anecdóticas también sobre sus amigas las divorciadas que quisieran estar casadas y no tenían un hombre a su lado porque fueron jóvenes rebeldes por influencia de su medio pero que ahora quieren a un hombre por argumentos que tienen que ver con cuestiones de no trabajar y seguridad económica, argumentos que ella puso en la mesa para después decir que pese a lo dicho no era por cuestiones económicas sino por necesidad de complementariedad afectiva, quizá si  hubiera dicho que sus amigas deseaban despertar con alguien al lado o con quién compartir la vida tal vez me la hubiera creído pero sus argumentos y su propuesta no empataban mucho que digamos, me parece que en ese momento dejo de escucharse a sí misma en ese momento, ya que se encontraba tan ocupada tratando de ganar legitimidad y demostrar que su punto era el correcto que acabo empleando cuarenta y cinco minutos para una cuestión que ella expresamente había dicho no iba a profundizar.

Y finalmente la compañera con la que iba y yo decidimos salir, al no haber escuchado nada respecto al “autoconocimiento y desarrollo del potencial del personal en la organización” más que el trillado discurso que consiste en que nosotros cambiemos y nos conozcamos para después cambiar el mundo, argumento bastante debatible que también dejaré a sus capacidades críticas, fue curioso porque como mujeres feministas no fuimos quienes nos clavamos en el tema, incluso pasamos por alto muchos de los comentarios al observar a una facilitadora poco sensible,  en este momento que redacto ya pasadas las horas, más que molestia la situación  acabo causándome un poco de pena, al reflexionar sobre la manera tan obstinada en que rebatía y buscaba argumentos nuestra facilitadora, incluso llego el momento en que se abrió con el grupo y develo un poco de su historia personal con la finalidad de apelar a nuestra comprensión en su papel autoasignado de defensora de los hombres pero para ese entonces ya había perdido mi interés y las ganas que tenía de  compartir con aquel grupo se habían esfumado después de escuchar dos veces que  feminismo y machismo son polos opuestos, una vez por el ilustre personaje antes mencionado y la otra por la facilitadora.

Pero lo que más me causo pesar fue dejarla allí en medio de esos consejeros ciudadanos trajeados que han olvidado su parte  de ciudadanos y por ostentar un mugroso gafete una vez al mes se siente servidores públicos, la pienso aún allí tratando de buscar argumentos sólidos en la biología y una historia evolucionista de hace dos siglos para convencernos, la recuerdo desnudando su historia personal frente a gente desinteresada y harta, noto sus intentos por convencernos de ser parte de esta cruzada que se ha autoimpuesto para “revalorizar a los hombres” y se me encoje un poco el corazón.


Para cerrar les dejaré mis notas del curso: