ella’- ¿Qué ocurre?
ella - Nada
ella’- Siempre acudes a mi cuando las cosas no andan del
todo bien, cuando la nada te invade y esas naderías te lastiman, te raspan; anda cuéntame, sino confías en mi ¿para que venir cada que sucede algo?
ella- La miró taciturna y siguió observando por la ventada-
ella’- ¿es qué solo quieres compañía en esa certeza de que
nada vale?
ella - Absorta en la ventana sin saber si ve a través del
cristal o escucha a su interlocutor que se refleja en él… continua arisca,
desconfiada, ni viendo ni escuchando sino todo lo contrario-
ella’ - Bien, no me escuches finalmente aquí estamos, huyendo
otra vez.
ella – ¿Es qué acaso los mundos de caramelo no existen y los
finales sin retorno jamás sucederán?
ella’ - Le miró meditabunda y se dijo lo que una y otra vez
no ha dejado de repetirse desde el marco del espejo, la ventanilla del autobús, los escaparates, los charcos, el río, la
mar y los ojos de las demás personas: yo
soy esa a la que pretendo reflejar de la cual entiendo menos de media palabra-